miércoles, 4 de mayo de 2016

Almirante Brown Municipio y Ciudad Cabecera


En el libro “ Origen y formación del Partido y pueblo de Almirante Brown”, el historiador Jorge P. Foumiere, cuenta que Don Esteban Adrogué pasaba largas temporadas en Lomas de Zamora, donde tenía una villa de recreo llamada Los Leones. Durante aquellas, hacía frecuentes excursiones a caballo, recorriendo distintos rumbos, en compañía de algunos amigos, y especialmente con su primo hermano, Don Francisco Portela.
En uno de esos paseos, cruzando los campos donde más adelante fundaría el pueblo de Almirante Brown, llamó su atención una amplia meseta de suaves pendientes y tierras ricas en humus, con excelentes pastos y montes de durazneros salvajes que prometían prosperidad. Al contemplar que una parte de esos campos se vendía, Don Esteban la adquirió. El gran lote estaba formado por cinco chacras y pertenecía a Don Tomás Paredes. La escritura se firmó el 30 de diciembre de 1862.
La lejanía existente entre los escasos vecinos hizo que el criterio de Adrogué variase. Concidió, entonces, la idea de dar un destino diferente a las tierras compradas para explotación frutal y residencia veraniega. Le tentó la creación del pueblo, cuyo trazado novedoso y su arboleda-compuesta, en su mayor parte, de eucaliptus. Llamarían la atención y sería un seguro y agradable refugio después de la terrible epidemia de 1871. Así, convirtió su casa veraniega en un hotel que con el paso del tiempo, y gracias a una expresión de su amigo Don Enrique Ochoa, sería La Delicia.
Como fuera necesario acortar las distancias, Adrogué se propuso instalar una estación ferroviaria. Con ese fin, compró los terrenos y los donó al Ferrocarril del Sud, en 1871.
Cuando Adrogué presentó su proyecto a la empresa de ferrocarriles, sugirió se le diera a la estación el nombre de Almirante Brown, como una forma de testimoniar un recuerdo y un homenaje al marino irlandés por su actuación en las campañas navales argentinas. No obstante, la empresa observó que el nombre indicado ya existía en otra estación de la línea, en su barrio de La Boca, y pidió que, para evitar confusiones se propusiera otra denominación. Adrogué encontró atinada la respuesta y dejó a criterio de la empresa la elección. Esta, resolvió, entonces, designar a la nueva estación con el nombre de Adrogué, rindiendo así, su reconocimiento al donante.
Esta resolución determinó, que en adelante, el pueblo fuese más conocido por el nombre dado a su estación, contribuyendo a ello la circunstancia de que el nombre oficial de Almirante Brown le fuera asignado casi dos años más tarde, por decreto el 30 de abril de 1874.
Conocido el lugar de la estación, Don Esteban Adrogué confió el trazado del nuevo pueblo a los ingenieros Nicolás y José Canale.
Los ingenieros Canale interpretaron el deseo del fundador respecto al trazado novedoso de las calles, y aún cuando sobre el plano las arterias debían deliniarse haciendo cruz con el Camino Real (actualmente Av. Espora), la topografía del terreno les obligó-para cortar las distancias- a hacerlo en diagonal. Las oblicuas se se multiplicaron, no por razones de estéticas, sino para respetar los portones de la Villa de las hijas de Adrogué y del que, poco después, sería La Delicia.
Con el fin de facilitar una circulación rápida, se trazó un angosto callejón que, cruzando el monte de frutales, iba desde la actual calle Bartolomé Mitre hasta el edificio del Hotel. La ubicación de este último determinó que el callejón, llamado De las Casuarinas, se abriera un poco más arriba, resultado así, de su simetría prolongación, la calle Castelli.
Fijadas las perpendiculares y diagonales que dividirían el damero del pueblo y ubicada en su centro la plaza, se impuso la creación de las plazoletas que contribuirían para otorgar a la ciudad su laberíntico aspecto. Algunas de ellas se trazaron por razones de inevitable necesidad, como en el caso de la plaza Esteban Adrogué; otras, por razones de estética, como las Cerretti, Bynnón o Azopardo; dos no respondieron a ninguna de esas necesidades: la desaparecida plaza Bouchard y la Rosales, que se trazaron sobre la Avenida Espora. El diseño que se realizó en junio de 1872, delineó un pueblo concebido con inteligencia, signado por un espíritu de armoní y belleza, que mostraba características propias; cuyas calles y plazas recordarán al poblador y al viajero, los nombres de los oficiales quienes comandados por el Almirante del Plata- “azul, en su azul marino”-, según palabras del poeta Ernesto Castany, sirvieron al país en sus gestas heróicas , y las de aquellos que las continuaron. Así Azopardo, que las inició, De Kay, Bynnon, Bouchard, Drummond, Rosales, Espora, Spiro, Jorge, Nother, Grandville, entre otros, dieron su permanente lección de historia.
Desde entonces, vigías desvelados en la niebla nocturna- y, parafraseando otra vez a Castany-“entre sauces dormidos/ hay cien navíos fantasmas”.
A principios de 1872, Don Esteban Adrogué encargó la subasta de 250 lotes a Adolfo Bullrich y el 2 de diciembre del mismo año, inició un movimiento, cuyo fin era el logro de la fundación de un nuevo Partido que incluyera las tierras en donde estaba ubicado el flamante pueblo de Almirante Brown. El proyecto entró a la Cámara de Diputados, y sobre tablas, lo presentó Leandro N. Alem. Pasó al Senado presidido por Andrés Somellera y fue tratando por la comisión de la que formaba parte Miguel Esteves Seguí. La ley de Creación fue aprobada y firmada por Somellera y Don Ramón de Udaeta, quedando sancionada con el n° 856, el 30 de septiembre de 1873. Posteriormente, con fecha 30 de abril de 1874, la ciudad de Almirante Brown, más conocida como Adrogué por sus lugareños, fue declarada cabecera del Partido mediante un decreto del Gobernador Acosta.
INSTITUTO NACIONAL BROWNIANO, FILIAL ALMIRANTE BROWN, “ENTRE ÁRBOLES DORMIDOS HAY CIEN NAVÍOS FANTASMAS” OCTUBRE DE 1997- DEPARTAMENTO DE ARTES GRÁFICAS DEL SERVICIO DE HIDROGRAFÍA NAVAL DE LA ARMADA ARGENTINA.

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